sábado, 25 de agosto de 2012

Salmo 1: 2-3


A veces queremos revelaciones instantáneas, respuestas al momento. Es verdad que la palabra de Dios es vida y habla a nuestros corazones y no regresa vacía. Pero no siempre nos habla. A veces, la respuesta viene a nosotros en el silencio, en la oración, en la adoración, en los sueños.

Es necesario no frustrarnos cuando se estudia la biblia día y noche y no llega -esa- respuesta que esperamos instantáneamente, sino que hay que dejar que Dios trabaje, que prepare la tierra, la abone, llene el depósito y llegado el tiempo, cuando el árbol haya crecido, entonces veremos mucho fruto!

La palabra es el alimento para crecimiento, es agua viva, es semilla. Un árbol para crecer necesita mucho tiempo y muchos nutrientes y mucho riego. El agua viva, ríos del Espíritu Santo.

Palabra + Espíritu Santo = crecimiento -> fruto

Los malos no son árboles, no están bien agarrados y se vuelan como polvo al primer viento. Las ramitas secas también se vuelan. Los que no permanezcan, no estarán en el día de los justos.

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