jueves, 3 de diciembre de 2009

•◘ Afinadita yo soy



Hoy Jueves toca clase de vocalización. Apenas la segunda.

La fiebre del canto bien hechecito comenzó con la visita de un concertista a la ciudad, y más específicamente a mi iglesia, más aún, al grupo de alabanza donde yo felizmente pertenezco.


Joao Fernando Paluan nos dio un curso express de 4 días de 3 horas al grupo de coro de mi iglesia y de la iglesia hermana. Muy interesante y muy productivo.


La sorpresa fue cuando al tercer día de clases, despues de respira expandiendo la panza, no subas los hombros, el cuerpo relajado, los brazos a los lados, los pies ligeramente separados y abre bien la boca para cantar, el maestro nos pidió una evaluación individual. Si señoras y señores, pasamos de uno en uno a pegar de gritos tratando de aguantar los nervios y que no se nos escapara un gallo frente a los demás.


Canto una y luego otra y luego, mi turno.


♫♪ Mi-a-aaa-á-aaa-a ♪♫ ... respira ♫♪ Mi-a-aaa-á-aaa-a ♪♫ ... apoya ♫♪ Mi-a-aaa-á-aaa-a ♪♫ ... Todos comienzan a cuchichear por aqui y por allá mientras llevan la mirada del teclado a mi boca y de mi boca al teclado. Mis piernas temblaban y mis manos completamente dormidas pero mi voz seguía saliendo -¿Es esa mi voz? ¿Soy yo cantando o de pronto como que estoy soñando y alguien me hace play back?- Llegamos a la nota donde los nervios no me dejaron llegar y ahí nos detuvimos. El maestro pidió escuchar una vez más las últimas dos escalas y después... el cumplido.


Sin querer alardear y en resumidas cuentas, soy una soprano dramática que está por encima de las soprano promedio sin llegar a ser cantante de ópera, mi color de voz hace aparentar que llego a tonos más altos de que verdaderamente se está tocando, tengo una potencia de voz in-cre-ible y si sigo con mis clases de canto puedo llegar a hacer cosas grandes.


Si... así fue, y si ustedes que leen no lo creen, yo que lo oía tampoco lo creía, por un lado me oia a mi misma siendo incrédula y por otro lado me repetía que me lo estaba diciendo un experto en la materia, famoso internacionalmente y sin ningun beneficio de querer quedar bien con una. Así que sí, me lo creí y como dijo Lucerito -Yyyy!!!!??-


Pero antes de si quiera pensar en subirme a mi ladrillo, tengo bien presente que esta vocecilla no es mía. Aun recuerdo cuando hace 7 años lloraba de impotencia al no poder afinar ni alcanzar las notas más básicas... cuando cantaba muy bajito y le huía a las burlas de los demás. No podía permitirme hacerlo mal. Siempre lo he dicho "Si no vas a hacer las cosas bien, mejor no las hagas" y de plano le dije a Dios: Señor, si tu quieres que te sirva con mi canto, hazme cantar bonito, porque para ti siempre es lo mejor y nunca quiero ofrecerte cosas mal hechas. Así quedó y ni cuenta me di cuando de pronto noté el evidente cambio en la voz, no fui cantante de ópera pero definitivamente los oidos ya no se quejaban al escucharme.


Esta voz me la dio Dios. Esta voz es para Dios.



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