Hace un par de días ocurrió lo impensable, lo nunca antes imaginable, algo totalmente fuera de serie, digno de marcarse en el calendario:
El Hno. A me felicitó por cómo canté la adoración el domingo! -Wow-
En sus sabias palabras, el cebollazo fue de mi timbre de voz revelado, según él dulce y una voz aterciopelada -vaya usté a saber-
La verdad es que en general fue un absoluto desastre. Ensayé para ser coro y a la mera hora y gracias a que nuestro guitarrista nunca dio señales de vida, tuve que llevar yo la dirección de todo el tiempo de alabanza y adoración.
Ciertamente probamos el audio, pero nunca queda bien, no para mi gusto, y esta no fue la excepción. Empezando porque el tono de las canciones no me quedaba cómodo para voz principal y lo peor fue que a la mitad de la segunda canción estaba totalmente aturdida: de mi voz no oia nada, ni a los coros, ni siquiera escuchaba una melodía, simplemente escuchaba ruido y ruido y de mi voz nada. Ni siquiera para decirle a la gente: levanta tus manos, o aplaude. Nada. De los monitores no salía nada y de mi garganta parecía que lo único que fluiría sería la sangre por desgarramiento, ja! Fue tanto el esfuerzo que aun sin cantar sentía como mis cuerdas seguían vibrando. Traté de hablar y era literalmente el gallo Claudio en persona. Horrible. Yo quería que ya se acabara.
Diferencia exponencial cuando la música bajó para entrar al tiempo de la adoración. Me escuchaba mi propia voz perfecto y no necesitaba ni pegarme el micrófono, mucho menos gritar. Genial! Así si uno canta y se explaya a gusto. Cómo no va a felicitarme y a notar mi voz cuando una canta tan a gusto? Lo único que yo pido es escucharme, escucharme por encima de la gente, por encima de la música. Es mucho pedir?
Lo rescatable es que el hno. A que yo juro que nunca le ha gustado mi voz, se dio cuenta que detrás de tanto grito, brinco, escándalo y tonos agudos, hay una voz sino privilegiada, por lo menos agradable. Nice!
Nota personal: Conseguirme un monitor personal, jojo
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