jueves, 15 de julio de 2010

Sujeta!



A veces es difícil saber hasta que punto uno deja de obedecer a los hombres para obedecer a Dios. Cuando la idea de agradar a Dios antes que a los hombres se vuelve confusa, sobre todo cuando hablamos de siervos que además de siervos, resultan ser tu autoridad espiritual y tu cobertura. ¿Pero qué pasa cuando eso de "autoridad espiritual" y "cobertura" es más bien para tu vida un mero título y no una realidad?


Qué cosa hace uno cuando la mitad del tiempo recuerdas lo importante que es para Dios la jerarquía y el poder que hay en la unidad, la armonía y la bendición que se desata sobre tu vida cuando te sometes a la autoridad puesta por Dios, cuando recuerdas y sabes que Dios se agrada de que honremos a nuestras autoridades; mientras tanto, la otra mitad no puede negar lo que Dios mismo te ha enseñado durante años, cuando has vivido en carne propia y habla la voz de la experiencia cuando dices que las cosas asi son y a Dios le gusta así, cuando Dios te deja ver un nuevo nivel de unción, de gloria, de manifestación de Su Espíritu, cuando has encontrado revelaciones que siempre traen bendición y fruto a las vidas, cuando has aprendido a discernir lo que es de lo que no es, cuando sabes diferenciar la línea entre la emoción y el dedo de Dios sobre ti, cuando has aprendido a vivir sobrenaturalmente todos los días de tu vida, cuando te has vuelto sensible a la voz de Dios y a su presencia y a sus visitas "sorpresas" cuando El te toca aun cuando tu no lo estas provocando; cuando has aprendido a conectarte de inmediato y entrar a Su presencia, o mejor aun, a no vivir desconectada de El; cuando para ti ya no es posible eso de "andar en el espíritu" un ratito y un ratito "en la carne" pues aprendes a caminar al lado de El. ¿Qué pasa cuando todo esto se opone a la visión de tu autoridad?


¿Qué hacer cuando Dios te muestra lo que tienes que hacer pero te topas con el hombre que dice que eso está mal y al mismo tiempo sabes con certeza que ese es el lugar donde Dios te quiere?


¿Cómo saber en que partes me inclino a uno y otro lado de la balanza?


Yo no pienso perder mis convicciones o cambiarlas, me han costado años de tratos, de equivocaciones y de grandes recompensas y maravillosos momentos. ¿Y luego?


Sé la importancia de la unidad, de la armonía, de hablar el mismo idioma, de estar en el mismo espíritu. Sé tambien lo dañino que es la murmuración, el desacuerdo, el resentimiento y la mala actitud.


Lo reconozco, soy obediente pero no sumisa. Como quien dice, me siento, pero por dentro estoy de pie.


Necesito respuestas, necesito solución. No pretendo ver cómo la inconformidad e incomodidad hacen estorbo en mi para el fluir de su Espíritu Santo. Quiero seguir siendo usada, quiero seguir diciendo Heme Aquí. No deseo en ningun modo que mi necedad sea la causa de que Dios diga: contigo ya no más.


Ayuda por favor! S.O.S.!!!

1 efectos secundarios:

Anónimo dijo...

hola jessie bendiciones, efectivamente hna tenemos que sujetarnos al lugar donde estamos porque eso es de bendicion, sin embargo, El Santo espiritu esta hablando a tu corazon hna,si tu lider no deja fluir el Santo Espiritu hna, es porque no se mueve el mismo sentir, discierne hna ora al Señor, El te dara direccion.
gabriela

 
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