sábado, 17 de julio de 2010

Sigue subiendo



Entre la desesperación de no poder ayudar a quien amas; ver las cosas que están mal y no poder cambiarlas; la incomodidad de un ambiente que oprime y paraliza; el no escuhar nada y andar sin la estrategia; y la falta de organización para hacer lo que tengo que hacer: El mundo se me venía encima.


A veces uno sabe -o cree saber- qué es lo que se necesita y lo que queremos, y bien o mal lo pedimos confiando que hemos dictado bien las instrucciones y que Dios lo hará. Yo ni a eso llegaba. Simplemente cerraba mis ojos y decía "Papá!" para romper a llorar, simplemente sin saber que o porqué pedir. Solo podía decirle "Solucionalo tú" porque yo ni siquiera sabía si había que quitar o poner, si dar o pedir, si subir o bajar, si más o si menos. No lo sabía y aun no lo sé.


Después de las lágrimas siempre llega esa paz, donde de pronto todo parece que ha terminado y forma parte del pasado, donde no recuerdas la preocupación ni la gravedad del asunto, donde es casi como sentirlo acariciando tu cabello y cantandote la canción de cuna que te arrulla y entonces, en el umbral del sueño y el descanso, lo vi.


Era una colina alta, tan alta que no podía ver lo que había detrás de ella ni el paisaje que ocultaba ni mucho menos la continuación del camino. Yo iba subiendo por el camino con algo de distancia ya recorrida tras de mi. Al lado derecho del camino había casas y pastos, al lado izquierdo del camino la colina se terminaba, se cortaba de tajo y era sólo un precipicio. Sin oir palabra sin ver nada más, ni siquiera movimiento, de pronto yo sabía lo que aquella visión significaba:


Sigue subiendo, sigue andando el camino. Cuando llegues arriba de la colina entonces podrás ver lo que hay detrás de ella, podrás ver el panorama completo desde arriba y sobre todo podrás ver hacia donde se dirige el camino y qué rumbo toma aun sin recorrerlo todavía; entonces dirás "Ah! para esto era necesario vivir y pasar lo otro y aquello. Ahora entiendo el plan de Dios". Mas si te sales del camino, te caes al precipicio.


Practicamente fue un "sigue por donde vas, avanza y aguanta un poco más, esfuerzate y no te desvies".


Yo entonces sigo subiendo, aun sin ver ni saber porqué o para qué, me esfuerzo e intento llegar a la meta y digo Amén a eso.

viernes, 16 de julio de 2010

Levantate y resplandece!!



Durante estos últimos 2 meses el Señor me dijo LEVANTATE un par de veces, aunque sinceramente en ese momento no sabía porqué me lo decía. Para muestra un botón Aquí y otro Aquí.


Dicen que la tercera es la vencida y esta vez así ha sido.


Ese día de plano mi cabeza estaba de cabeza; revuelta, ansiosa y un tanto desesperada, de plano no tenía ganas de ir a la iglesia pero tenía clase de Adoradores al final del servicio, asi que me fui tarde calculando llegar al final del culto.


Llegué con mi hermana a la iglesia y estaban comenzando a cantar la última canción mientras el pastor oraba. Para mi sorpresa, mi amado estaba ahi, -sorpresa pues después de la llamada telefónica de esa tarde, creí haber provocado que no se quedara en la iglesia- sin interrumpir, me quedé en la parte de atrás, cuando apenas acomodándome mi hermana me pide que me acerque a ella. Como pocos -o muchos- saben, mi hermana no es demostradora de cariño, sólo me abraza 3 veces al año: mi cumpleaños, navidad y año nuevo. Así que cuando me dijo "Sentí la necesidad de abrazarte" fue algo que definitivamente no esperaba. No gastaré tiempo en decir todo lo que lloré mientras me abrazaba, así sin orar, simplemente recibiendo de Dios el abrazo. Entonces, vino mi tercer llamado de atención, algo que más o menos decía así:


Levántate, resplandece! Brilla para Jesús, ya no te angusties más y HAZ LO QUE TIENES QUE HACER. Sólo brilla para Jesús y no te preocupes. Ocupate de El y de brillar y nada más.


Mi entendimiento no supo bien qué pasó pero mi espíritu sí lo supo y vino una claridad muy particular respecto a todo. Eso de HAZ LO QUE TIENES QUE HACER es una frase que me ha acompañado toda mi vida cristiana y aunque para algunos sea raro o ambiguo yo se exactamente qué es lo que quiere decir Dios con eso; es parte de ese "código secreto" Padre-hija y le doy gracias por ello. Siempre oportuno, siempre dulce, siempre certero, siempre a tiempo.


¡Te amo Señor!

jueves, 15 de julio de 2010

Sujeta!



A veces es difícil saber hasta que punto uno deja de obedecer a los hombres para obedecer a Dios. Cuando la idea de agradar a Dios antes que a los hombres se vuelve confusa, sobre todo cuando hablamos de siervos que además de siervos, resultan ser tu autoridad espiritual y tu cobertura. ¿Pero qué pasa cuando eso de "autoridad espiritual" y "cobertura" es más bien para tu vida un mero título y no una realidad?


Qué cosa hace uno cuando la mitad del tiempo recuerdas lo importante que es para Dios la jerarquía y el poder que hay en la unidad, la armonía y la bendición que se desata sobre tu vida cuando te sometes a la autoridad puesta por Dios, cuando recuerdas y sabes que Dios se agrada de que honremos a nuestras autoridades; mientras tanto, la otra mitad no puede negar lo que Dios mismo te ha enseñado durante años, cuando has vivido en carne propia y habla la voz de la experiencia cuando dices que las cosas asi son y a Dios le gusta así, cuando Dios te deja ver un nuevo nivel de unción, de gloria, de manifestación de Su Espíritu, cuando has encontrado revelaciones que siempre traen bendición y fruto a las vidas, cuando has aprendido a discernir lo que es de lo que no es, cuando sabes diferenciar la línea entre la emoción y el dedo de Dios sobre ti, cuando has aprendido a vivir sobrenaturalmente todos los días de tu vida, cuando te has vuelto sensible a la voz de Dios y a su presencia y a sus visitas "sorpresas" cuando El te toca aun cuando tu no lo estas provocando; cuando has aprendido a conectarte de inmediato y entrar a Su presencia, o mejor aun, a no vivir desconectada de El; cuando para ti ya no es posible eso de "andar en el espíritu" un ratito y un ratito "en la carne" pues aprendes a caminar al lado de El. ¿Qué pasa cuando todo esto se opone a la visión de tu autoridad?


¿Qué hacer cuando Dios te muestra lo que tienes que hacer pero te topas con el hombre que dice que eso está mal y al mismo tiempo sabes con certeza que ese es el lugar donde Dios te quiere?


¿Cómo saber en que partes me inclino a uno y otro lado de la balanza?


Yo no pienso perder mis convicciones o cambiarlas, me han costado años de tratos, de equivocaciones y de grandes recompensas y maravillosos momentos. ¿Y luego?


Sé la importancia de la unidad, de la armonía, de hablar el mismo idioma, de estar en el mismo espíritu. Sé tambien lo dañino que es la murmuración, el desacuerdo, el resentimiento y la mala actitud.


Lo reconozco, soy obediente pero no sumisa. Como quien dice, me siento, pero por dentro estoy de pie.


Necesito respuestas, necesito solución. No pretendo ver cómo la inconformidad e incomodidad hacen estorbo en mi para el fluir de su Espíritu Santo. Quiero seguir siendo usada, quiero seguir diciendo Heme Aquí. No deseo en ningun modo que mi necedad sea la causa de que Dios diga: contigo ya no más.


Ayuda por favor! S.O.S.!!!

 
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