jueves, 24 de diciembre de 2009

•◘ Un año después


La Navidad pasada la vivimos estrenando iglesia. Hace un año que Dios contestó nuestras oraciones, que nos sentimos "como en casa" dentro de otro templo y que por primera vez, sentí el cobijo de un pastor.


Después de haber visto un par de años una gloria de Dios impresionante y un avivamiento del que formé parte, también comenzamos a ver el derrumbe y el descontrol que se vive cuando se ha perdido el enfoque y el objetivo; conocí el dolor y la tristeza que Dios siente cuando le hacen a un lado para poner en su lugar a un hombre y su visión humana; conocimos al Dios celoso por su templo y Su pueblo, al Dios de misericordia pero también su voz poderosa y el fuerte regaño; escuchamos sus planes de destrucción y también su consuelo, sentimos Su corazón y vivimos Su fidelidad. El barco se hundía, las ropas de gala y gozo les fueron cambiadas por lamento y tristeza, el destino era ese tunel oscuro donde dentro, todos morían apuñalados por la mano del otro. A nosotras nos sacó en barcas, barcas que se alejan para fortaleza y que regresarán a rescatar a los últimos naufragados.


El Señor ya lo había advertido. Era un lugar donde la música era el alimento, la alabanza era el fuego y la adoración la ofrenda, pero después, nada. Sin alimento, sin pan y sin palabra, el pueblo se debilita, le da anemia, muere.


El pilar fuerte de la casa se levantaba con música pero la contaminación pronto se esparcía, la gente portaba máscaras y disfraces, las palabras eran mentirosas y mal intencionadas, no había respeto por el altar y pronto, tampoco lo hubo para la música. Satanás no respeta; el ataca a matar.


El ejército de guerreros pronto encontró un nuevo lugar, acudimos a la voz del Capitán, sabiendo que a donde quiera que nos llevara, iríamos a trabajar, a pelear, a enseñar lo aprendido, a llevar fuego a quien lo hubiera pedido.


Según nos dijeron, fuimos respuesta a una oración y fuimos confirmación a la voz del profeta. Dios tiene todo sincronizado, en perfecto control. Ahora trabajamos para el mismo Comandante en jefe pero en diferente cuartel y el trabajo es mucho, pero sabemos que El está con nosotros y que está contento con lo hacemos. Nosotros, además de agradecidos y sorprendidos, estamos expectantes de ver lo que Dios hará en y a través de nosotros. Ya ha sido un año de esfuerzos, oración y sacrificio. Hace un año que estamos tratando de romper el techo y ahora vemos los cielos abiertos.


La alabanza no es la misma que hace un año; la Presencia es más intensa; la actitud de los músicos ya no es de músicos, sino de adoradores; el tiempo de alabanza y adoración no es la misma, ahora tenemos un hilo de plata entre el cielo y la tierra; los encuentros a parte de inaugurados, también son más intensos y gloriosos; más dones derramados y más rápidamente activados; somos la primer generación de la primer Escuela de Adoradores; hay palabras y declaraciones proféticas; hay expectativa y planes; hay una nueva visión; el grupo de alabanza no es el mismo; el grupo de servidores no es el mismo; el grupo de trabajo de los Encuentros no es el mismo; el ambiente profético no es el mismo; el departamento juvenil no es el mismo; yo ya no soy la misma.


-.- Gracias Dios porque nos has mostrado Tu fidelidad, tu amor, tu cuidado; porque te has mostrado como nuestro Capitán, Guerrero que nos defiende, que no pierde las batallas; gracias por habernos traido a trabajar a este lugar, gracias por poner a tus ovejas en un corral donde hay alimento y la presencia del Buen Pastor, gracias porque no nos abandonaste en el camino sino que nos trajiste de la mano, verdaderamente siguiendo la columna de fuego, la nube de Tu presencia -.-

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