miércoles, 4 de agosto de 2010

Para El, no para ellos... vale la pena!



Muchas son las veces cuando en nuestro corazón nace una idea, un proyecto, las ganas de hacer algo que sirven para edificar o para extender el reino de Dios en nuestras vidas o en las de quienes nos rodean.


Diría sabiamente mi mamá que "nosotros no somos tan buenos ni tan inteligentes para tener esas ideas, simplemente es Dios poniendo su corazón en el nuestro" y es verdad.


Algo que he aprendido en el servicio a Dios es que cuando mayor es la bendición, mayores son los obstáculos que se presentan en el camino. El diablo no quiere que la bendición de llegue, el diablo quiere matarnos, robarnos, destruirnos y para ello -como el excelente estratega que es- analiza muy bien su objetivo -o sea nosotros- y nos estudia al punto de que conoce bien cuales son las partes débiles, cuales son los puntos que más nos afectan, nuestra pata flaca y es ahí donde nos ataca: donde más nos duele; y por lo general, la eficacia del ataque es mayor cuando los medios que usa son las personas que tenemos cerca, a las que queremos, a las que admiramos, las que de alguna manera en ellas confiamos. ¿Cuántas veces te has dejado usar por el enemigo para dañar a otros? La respuesta es fácil, nos dejamos usar cuando nos permitimos tener actitudes y comentarios que lastiman, cuando molestamos a otros, cuando corremos un chisme o cuando no lo detenemos, cuando negamos el abrazo o cuando negamos el perdón. Cada una de estas veces por lo menos una persona resultó afectada.


Pero ¿qué pasa cuando eres tú quien se dolió, quien fue ofendido, o lastimado? Simplemente nos alejamos para llorar a solas o buscar consuelo, solemos decir que no queremos meternos en más problemas y evitamos el asunto lo más posible, evitamos hablar del tema y aun evitamos a las personas. En esta situación es cuando en un acto de supervivencia nos alejamos del camino por donde ibamos, pues encontramos dolor en él.


Cuando nos alejamos, cuando desistimos y tiramos la toalla ante ese deseo que Dios había puesto en tu corazón, el enemigo festeja de haberte robado a ti y a los demás la bendición.


Hoy quiero decirte que cuando esto pase, lejos de salirte del camino... defiendas tu lugar. Recuerda que fue Dios quien puso su corazón en el tuyo, fue Él quien te eligió a ti para llevar a cabo algo que impactará por lo menos una vida. No permitas que el enemigo te robe tu lugar. Dios confió en ti y en tu capacidad para hacerlo, Dios sabía que impactarías alguna vida y debemos seguir adelante. Deja de ver a las personas a tu alrededor, deja de escuchar los comentarios que te critican, que te lastiman... acuérdate que lo que haces lo haces para agradar a Dios y no a los hombres, haz lo que tienes que hacer, hazlo para El.


A veces dejamos de ver la cruz, quitamos nuestra mirada de la cruz para ponerla en nosotros mismos, en nuestros problemas, en las burlas, las críticas, los malos comentarios que desaniman, que lastiman y que humillan, y nos olvidamos que El tambien sufrió ese dolor y humillación. El pudo salirse del camino también, abandonar la misión, pero El sabía que estaba ahi por una misión encomendada por el Padre y que estaba ahi para cambiar las vidas de muchos. El sabía que valía la pena pasar toda aquella horrible situación; aun si todo aquello hubiera sido para impactar una sola vida, aunque sólo fuera por ti, El lo hubiera pasado, pues El sabe que vale la pena. Una sola vida que cambia su destino en la eternidad, vale la pena.


Dios te dice hoy que vale la pena pasar por lo que estas pasando, vale la pena el trabajo, el dolor, las lágrimas, los chismes y las críticas. Vale la pena si con eso Dios usará tu vida para impactar otra. Lo hacemos por El, por su obra, por su reino. Es por El y por nadie más. Míralo a El, que nada te importe, sólo El, mirarlo a El, ser aprobado por El aunque los hombres no te aprueben. Vale la pena!

1 efectos secundarios:

Anónimo dijo...

Lo siento pero dios no existe. Y viva la sopa!

 
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