martes, 13 de noviembre de 2007

(¯`·.¸¸.·>> Los Gigantes

Leemos en Génesis 6:2 -.- Los hijos de Dios tomaron para sí a las hijas del hombre porque las hallaron hermosas...

Se ha hablado mucho acerca del origen de los gigantes que relata la Biblia, estos hombres no forman parte sólo de los cuentos e historias fantásticas y ficticias, estos hombres realmente existieron y aun se han encontrado vestigios arqueológicos de su existencia. En la Palabra, encontramos que se habla de ellos en Génesis 6:2 y es un versículo que ha causado mucha controversia puesto que algunos creen que lo que se muestra como “Los hijos de Dios” son los ángeles, quienes vinieron a relacionarse con los humanos desencadenando esta generación de hombres gigantes. Esto es totalmente una mentira ya que los ángeles son seres espirituales, asexuales y totalmente consagrados al servicio de Dios. Por otro lado, los niveles jerárquicos de la creación de Dios no ponen a los ángeles como Sus hijos, a diferencia de nosotros, los ángeles son “creación” o “criaturas” hechas por El mientras que ha nosotros nos es entregada la potestad de ser llamados sus hijos. Aleluya

Por lo tanto, una vez puntualizado que este versículo se refiere a seres humanos, podemos explicar el porqué en esta parte se hace la división entre “hijos de Dios” e “hijos del hombre”. ¿Por qué Dios los separa en estas categorías si somos todos iguales? Bueno, pues todo esto se remonta a versículos atrás donde vemos la historia de Caín y Abel. Recordemos que Caín y Abel eran hermanos que ofrecieron una ofrenda a Dios, pero Dios únicamente se agradó de la ofrenda de Abel y rechazó la de Caín, lo cual, fue motivo para que Caín matara a su hermano y con esto lograr ser desterrado y maldecido por Dios. Caín es maldecido a causa de su pecado (es decir, se hace ajeno a Dios, apartado de su presencia), mientras que Abel y toda su descendencia continúan estando en la línea de Dios. Por lo tanto, toda la descendencia de Caín nace apartado de Dios, es una descendencia carnal, lejos de El... son los “hijos del hombre”. Y por otro lado, los que habitan bajo la mano de Dios son “los hijos de Dios”.

Los hijos de Caín (de hombre) son los que salen y hallan a las hijas de Abel (de Dios) y de esta relación que Dios había prohibido por ser de familias diferentes, salen estos hombres gigantes. Con esta generación nace también una época donde la maldad abunda en la tierra y se esparce tan aprisa que el juicio de Dios no se hace esperar y manda aguas a la tierra: el Diluvio, que como sabemos, terminó con toda la población de maldad que habitaba en ese momento.

De igual manera, nosotros nacemos siendo hijos de hombre, creación de Dios, más cuando venimos a los pies de Cristo, El nos da el derecho de ser llamados hijos de Dios. En esta condición de hijos de Dios dice la Palabra que todas las cosas nos son lícitas más no todas nos convienen y es por ello que cuando participamos de las cosas de este mundo, cuando nos comportamos como hijos de hombre nuestra vida se contamina y engendramos nuestros propios gigantes que son todos aquellos problemas que nos afligen, nos roban el gozo y la paz, esos gigantes que dejamos habitar en nuestra tierra y que traen destrucción y desolación. Es menester dejar que Dios sane nuestra tierra, que destierre esos gigantes que nos invaden y no nos dejan avanzar, no nos dejan crecer y que destruyen nuestras vidas físicas y espirituales, pues si insistimos en darles morada en nosotros, en darles permiso de habitar ahí, ellos se multiplican y nos invaden de maldad lo cual únicamente desembocará en traer juicio de Dios a nuestras vidas. Ríndete a los pies de Jesús, arrepiéntete de haber permitido entrar esos gigantes, deja que Dios sane tu tierra! Aleluya!

2 efectos secundarios:

Carlos Julio dijo...

Preciosa reflexión hermana.

Bendiciones desde Ecuador

Carlos Julio

• Jessie • dijo...

amen hermano, gracias
Bendiciones a Ecuador desde México :)

 
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