.- Encuentro de mujeres Julio08 -.

No vale la pena exponer como me fui, ni las razones del porqué me fui así pero me fui mal, muy mal. Prácticamente a rastras. La mitad de mi quería dejarse llevar y la otra mitad se aferraba con las uñas al colchón de la cama. Al final de cuentas, fui.Dios no deja fuera de la batalla a sus guerreros(as) y me llamó a la fila una vez más y me paré bien "firmes" renunciando a mi para que fuera todo El. A cambio del escudo, el yelmo y la espada se le entrega al Capitán las manos, los pies, los brazos, la voz, la mente y el cuerpo para que disponga de ellos sin preguntar por qué. Las unas las usa para servir y suplir necesidades, los otros para danzar o llevar al cansado, los otros para abrazar o sostener al débil, la otra para decretar, declarar y consolar y lo demás, para servir de espejo ante los demás de lo que es El. Así nada más.

No me fui gratis, pero me fui "a crédito" porque todavía le debo mi parte a mi mamá, pero fui, que es lo importante.

Está demás decir, como una y otra vez lo repito, que este Encuentro fue diferente porque siempre es así. El mover siempre es diferente, el orden es diferente, las luchas son diferentes, las misiones que Dios te encarga son diferentes y así es como ir a un curso de entrenamiento donde cada ocasión aprendes una lección nueva sobre cada materia y por lo general, después de esos tres días te das cuenta que estas graduada y pasas al siguiente nivel. Conmigo es así.

Esta vez no ministré, no fui parte del staff, no di la plática de noviazgo, no fui "princesa" y canté muy poco. Esta vez Dios me mandó a improvisar varios sketches (así se escribe?), me dio EXTRAfuerzas para luchar, literalmente, cuerpo a cuerpo con un demonio, me mandó quedarme acostada en el suelo y sosteniendo el cuerpo atormentado de una joven; esta vez, el Señor me mandó a dar una plenaria completa; si ya había "entrenado" con el grupo pequeño de las jovenes donde a parte de reducido el número de asistentes, la mayoría son más pequeñas que yo, pero ahora la orden fue hablar ante todas las asistentes, 39 mujeres con su atención fija en ti y yo con la responsabilidad espiritual de lo que dejaba salir de mi boca, hasta que minutos después deje caer la carga al comprender que era el Espíritu Santo quien me guiaba, quien hablaba por mi y ¿quien mejor que El para llenar saciar la sed?

Al final fue todo increíble como siempre. Dios recompensa el servicio que hacemos para Su obra. El sabía como iba mi corazón y me regaló uno nuevo, y como plus, siempre salgo con una nueva y/o mejor amistad con alguna hermana, siempre me cambia -las lenguas- y me enseña otra forma de usarlas, siempre se revela a mi con un nuevo nivel de gloria y ahora, no fue la excepción.

Gracias Señor por usarme, porque sin merecerlo me has escogido como sierva tuya, gracias Señor por recibir mis manos, mis pies y mi cuerpo como herramienta tuya. Vuelveme a usar! Cuando quieras aquí estaré dispuesta. Tuya es la gloria y todo reconocimiento. Gracias por dejarme ver el amor que tienes por almas, Jesus. Te amo!