martes, 8 de abril de 2008

(¯`·.¸¸.·>> ¿Y si no hay música?


Este fin de semana en México, comenzó el horario de verano y todos tuvimos que adelantar nuestro reloj el sábado, así que amanecimos con un Domingo "más temprano". Me quitaron una hora más de sueño y si ya es difícil levantarse el Domingo a las 7 de la mañana... levantarse a las 6 es toda una odisea! Y si, es así, yo me levanto los Domingos a las 7 de la mañana porque me toca ministrar en el servicio de la iglesia que comienza a las 8.30 a.m.

Para no perder la costumbre, se me hizo tarde, salí de casa y llegué corriendo a la iglesia esperando ver caras de "Buenas noches" pero mi sorpresa fue que sólo habían llegado 2 personas, 4 servidores y conmigo ya eramos 4 músicos. Faltaban 10 minutos para comenzar y no había quien tocara el piano ni quien dirigiera la alabanza!! vaya!! ni siquiera había congregantes! Asumí que había habido epidemia de desmemorizados que olvidaron cambiar su reloj y le mandé un mensajito a J porque ese día ella dirigía y no veía ni sus luces. A los 30 segundos su llamada con un grito desesperado se dejó oir...

J: No inventes!! Se me olvidó!! ya hay gente?? ya estan todos?? no me he arreglado!!"

Yo: Pues ya ni modo, así vente sin maquillar

Mi yo interno: oh-oh yo creo que me voy a auto-lanzar al ruedo y aventarme la cantada Yo SoLiTa!!!! -Auxiliooo!!-

Al fin llegó mi salvación: otra compañera experimentada en el asunto de dirigir. 5 minutos tarde. Seguimos sin tecladista. El baterista nos avisa que la tarola se rompió y no sirve. El guitarrista no sabía las canciones como para reemplazar al del teclado. Alguien se llevó los micrófonos y nos dejaron 2 cables que estaban descompuestos. Ok, respira profundo.. uno... dos.... Help!!!

Para este entonces ya había más gente en la iglesia y el reloj ya había avanzado lo suficiente como para que todo mundo se diera cuenta que algo había ido muy mal. Mi plan de emergencia?? Cambiar todo el repertorio de ese día y ajustarnos a un par de canciones que pudieramos llevar con la guitarra, un bajo y una bateria semidescompuesta y así empezamos pero... no hay quien de la bienvenida!! no hay uno solo de los líderes, no ha llegado el pastor, nadie!! Nosotros eramos los más maduros espiritualmente y precisamente "líderes" no nos llamamos jaja... Así que le pasé el micrófono al baterista que ya hace sus primeros pasos como predicador y asi empezamos, un servicio improvisado.

Si algo me molesta a mi es hacer las cosas mal. Siempre he dicho "si vas a hacer las cosas mal, mejor no las hagas", me gustan las cosas bien hechas y cuánto más si son para el Señor, para el Rey, entonces me gustan excelentes. Pero si no hay salida entonces oramos y pedimos perdón por ese desastre pero sobre todo, dejamos que Dios tome el control y sea todo como El quiera.

Y así empezamos, después de la bienvenida se le dio paso al tiempo de alabanza y entonces llegó J.

Yo: Lo siento J, nunca que llegó el pianista y cambiamos todo lo ensayado, ahora va a dirigir X y son otras canciones.

X comenzó la introducción y los primeros acordes se escucharon; vaya! comenzamos a pensar que los nervios ya no tenían razón de ser y todo saldría sin mayor complicación pero faltaba otra sorpresa más. Aun no llegabamos ni al coro de la primer canción cuando el sonido falló! Micrófonos e instrumentos se escuchaban entrecortados y corrí a mover los cables. Parecía un falso contacto y para mi resultó imposible que con las únicas 2 manos que Dios me dio mantuviera 6 cables cada uno en diferente posición; traté de usar todos mis dedos y hasta los codos pero no funcionó. Al final hubo silencio.

La gente estaba un tanto expectante y un tanto confundida y entonces comenzó nuestra verdadera lección.

Comenzamos a orar al Señor, a dar gracias por ese día, por esa semana terminada, por las luchas y las victorias; comenzamos a adorar con palabras y el Espíritu Santo comenzó a moverse. La gente dejó su distracción por el desorden de un lado y dispuso su corazón y El Señor se agradó. Conforme las oraciones y el clamor se extendían comenzamos a cantar a capella, sin música, lento y muy bajito y seguimos y seguimos. Ese día Dios dispuso que comenzaramos con adoración y no con alabanza, ese día entramos a la presencia despacio, en reverencia, en adoración. El cántico nuevo no se hizo esperar y dejamos que fluyera por un muy largo rato -esto tampoco sucede con frecuencia, siempre es solo un ratito- pero este día Dios tambien quiso oir lo que cada uno quería decir de su corazón, con sus palabras. El Señor tambien se agradó de esto y era más que evidente que Jesus ya se paseaba por ahí y que el Espíritu tocaba a las personas... no podíamos parar, llegamos al climax y alguien dejó oir el coro de una canción... Santo, Santo, Santo... Santo Santo Santo... Santo Santo Santo

Entra un poquito de bateria y Santo Santo Santo, Santo Santo Santo

Entra un poquito de piano y Santo Santo Santo

Entra el bajo y Santo Santo Santo

entra la guitarra y suben las voces y la bateria a todo lo que da y EXPLOSION! wow! El gozo derramado! la gente recibía, danzaba, lloraba!! Primero dimos adoración y entonces después recibimos! No podía haber sido más perfecto todo, no pudo haberse hecho de otra forma!!

Aprendimos que tambien así se alaba a Dios, tambien se entra despacio a Sus atrios, con un beso y una caricia y no sólo con danza y mucha música. El pueblo aprendió que los músicos no somos necesarios en la adoración, que es sólo un acompañamiento porque la adoración que a Dios le gusta es la que sale del corazón, la que es sincera aunque poco afinada, la es auténtica aunque sin ritmo. Dios le enseñó al pueblo que no necesita estar en la iglesia para cantarle, que no necesita al grupo de alabanza para danzar y adorar. Dios usó la irresponsabilidad que a muchos músicos caracteriza para dar una lección a Su pueblo, para elevarlos a un nivel de adoración nuevo, más entregado, más auténtico, más continuo.

Tal vez a partir de ese día la gente nos haga cara de fuchi jeje porque ya aprendió que no nos necesita pero que importa? si ya aprendió de que se trata este asunto de la Adoración a Dios!!!

4 efectos secundarios:

Isa dijo...

Linda lección amiguita de parte ¡del mismo Dios! Y es verdad, a Dios le encanta que antes de que nos desboquemos en otras cosas, entremos ante su altar, suavemente, humillados ante su presencia ¡para adorarle!.
Bendiciones del Altísimo a tu vida.

Anónimo dijo...

Hola Jessie.

Pienso que la adoracion es una actitud,como una manera de vivir.Esta palabra proviene del termino "Proskuneo" que quiere decir postrarse,arrodillarse,inclinarse,la definicion no incluye ni siquiera cantar.La musica es solo una forma (muy hermosa) de adorar a Dios,pero seria un error limitar la adoracion a solo cantar,ya sea suave o rapido.Bueno,es un tema muy amplio verdad?.Dios te bendiga!

Saludos =)

Keila dijo...

A mí me gusta cantar bajito, sin instrumentos, porque siento que así puedo concentrarme más. Claro que hay lugar para todo y también me gusta el reven, pero es hermoso cuando uno se concentra más en la letra que en la melodía. ¡Gracias por compartir!

Kerusso dijo...

MMM a veces los instrumentos son de mas estorbo que utilidad, lo digo porque la guitarra o la batería son tan fuertes que no dejan oír las voces, pero eso es cuestión de que los músicos al tocar no toman en cuenta la acústica del lugar.
weeeno ya divagué.

Tu experiencia me recuerda algo que pasó hace varios años en la iglesia a donde íbamos: El pastor salió de viaje y ese día no se presentó el pastor que había dejado a cargo, en la iglesia sólo habíamos como ocho personas, recuerdo que pasaba el tiempo y la tensión crecía mas y mas, finalmente, una de las hermanas casi llorando se puso al frente y empezó a cantar muy despacito y desentonado, con la voz entrecortada, en eso entra mi marido y se va directo hasta el frente y se para a un lado de ella y empieza a aplaudir a cantar fuerte y los demás se animan y le siguen, no había predicador, de modo que mi marido improvisó ese día y se inició en ese campo.
Lo que en un principio parecía un desastre tan grande que amenazaba con enviarnos a casa decepcionados, se convirtió en una bendición. No hicieron falta ni músicos, ni cantantes, ni pastor. Pues el dirigente invisible de la iglesia estaba ahí.

 
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